La huella de Aitana

Todo creador de cualquier tipo tiene una obra que es su favorita. Su niño mimado, digamos. Sabemos de buena tinta, confesado por él mismo, que La Huella de Aitana es el favorito de Gonzalo.

Gonzalo Celayeta es una de las cabezas destacadas de una nueva hornada de jóvenes enólogos y viticultores que están revolucionando el sector del vino en Navarra. Además, la Huella de Aitana cobra mucha significación porque se trata de un vino muy especial. Primero por el propio significado que tiene para Gonzalo ya que decidió dedicárselo a su hija Aitana recién nacida (allá por el 2011). Segundo porque se trata de un rosado audaz y original que rompe bastante con lo que se estaba haciendo en Navarra.

Aparte de enamorado de su hija, Gonzalo también es un declarado amante de la Garnacha y la usa al 100% en este vino. Un combo que ya ha dado muchas alegrías en Navarra y que, en este caso, se la añade el plus de las lías y la crianza durante 4 meses en barrica de roble americano.

Todo ese mimo por el varietal y el terroir, todo ese trabajo manual y sacrificado han dado como fruto un vino que se aparta de los rosados estándar. Las lías y la crianza consiguen que se ensamblen perfectamente lo goloso de la fruta, la acidez y los matices tostados de la crianza. Por sus características se trata de un vino que permitirá su guarda pero que te la hará complicada.

No conocemos a Aitana pero sí a su huella y ésta está llena de sutilidad y delicadeza. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que las buenas intenciones depositadas en este vino han cristalizado en buenos resultados.

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